Hay pequeñas acciones que en un
momento dado te pueden ayudar mucho a decidirte por ir o no ir al gimnasio.
Ponlos en práctica y verás
1- Lleva una ropa con material de deporte en el coche. Eso te dará la
posibilidad de aprovechar tiempos muertos en los que normalmente te irías a
tomar un café o té quedarías en la oficina sin mucho trabajo. Un mínimo de un
día a la semana extra podrás sacar con esta medida.
2- Prémiate con ropa deportiva. Está muy bien que te compres unos
zapatos para trabajar o ropa para salir y que quieras sentirte guapa en tu día
a día. Con el gimnasio pasa igual, si te regalas ropa que te guste y favorezca
para entrenar tendrás muchas más ganas de ponértelas y de lucirla. Pon la misma
ilusión en comprarte una ropa chula e deporte que pones con el resto.
3- Busca buena compañía. Es un viejo truco pero sigue funcionando de
maravilla. Alíate con una amiga para ir juntas y así, además de obligaros
mutuamente, os lo pasaréis mejor haciendo ejercicio. Además, no nos engañemos,
en el gimnasio, en el club de pádel, o donde quiera que sea que haces deporte
pasan cosas que es mejor comentar con amigas.
4- Encuentra tu clase. En la amplia oferta de clases de tu gimnasio o
tu club encontrarás la actividad que más se aproxima a tus gustos, pero como
pasa en otros aspectos de la vida, debes besar a muchos sapos para encontrar tu
príncipe. Hay quien prefiere clases con baile, sin baile, lentas, rápidas,
blandas, fuertes, cuantas más pruebes más posibilidades tienes de encontrar las
tuyas.
5- Hazlo fácil. El último, pero a la vez el más importante es que te
busques un gimnasio o una actividad deportiva que esté cerca de tu casa o de tu
centro de trabajo. Todos los estudios sitúan la proximidad como el primer
factor a la hora de determinar la asistencia al gimnasio. Por eso, sé práctica.